«En Siberia cometí el error de ir un poco relajado; me colé por una grieta en el hielo y estuve a punto de morir»
¿Qué es ser aventurero? La RAE nos dice que aventurero es aquel que busca aventuras. Así es, entre otras definiciones más, la academia de la lengua no necesita más adornos ni parafernalias para describir a alguien como Antonio de la Rosa.
En los tiempos que corren ser aventurero parece más un salto de fe que un camino sensato. Las personas con espíritu aventurero tienen algo ahí latente y de la Rosa lo achaca a un gen de explorador antiguo.
Los tiempos han cambiado y a día de hoy se puede recorrer el globo a golpe de clic, aun así, si escapas de esa manera de conocer lo que te rodea desde el sofá y sales a conocerlo a la vieja usanza sigue siendo arriesgado. Tal vez, la gran diferencia es que hoy en día tienes más posibilidades de sobrevivir a una aventura que hace cien años. De hecho, de la Rosa asegura que hay retos que serían impensables en la antigüedad.
Actualmente, Antonio puede presumir, aunque el mismo reconoce que lo hace por él mismo y no por el reconocimiento o los patrocinadores, de gestas como ser la primera persona que cruza el Atlántico y el Pacífico a remo en solitario, haber dado la vuelta a la península ibérica en paddle surf o haber cruzado un lago helado a esquís y trineo. Además, también tratará de ser la primera persona que llegue a la Antártida remando en solitario desde la Patagonia.
Una larga lista de aventuras, desafíos o expediciones carga la mochila de este aventurero que no se ha forjado a base de caminos de rosas exactamente. De todas las estas aventuras él nos cuenta cuál ha sido la que más le ha marcado.
«Sin duda cuando crucé el lago Baikal en invierno hace 10 u 11 años. Es un lago de 700 kilómetros y lo hice con esquís y un trineo por encima del hielo en Siberia. Allí cometí el error de ir un poco relajado; me colé por una grieta en el hielo y estuve a punto de morir. Iba un poco alocado, venía del mundo de la competición y quería ir muy rápido… esto me hizo reflexionar y medir mucho más cada paso! Desde entonces he ido con más precaución.
Pese a que la aventura en Siberia fue la que más marcó a Antonio no ha sido la más difícil. Este lugar lo ocupa el reto de Groenlandia en Paddle surf una expedición de 2500 kilómetros de los que Antonio solo pudo alcanzar 800 por la gran dificultad que albergaba, pero como nos afirmó, «¡por lo menos estoy aquí para contarlo!».
«Quise llegar en una embarcación de Paddle Surf hasta Thule, el último asentamiento humano más al norte del Círculo Polar Ártico, en Groenlandia. Ahí cada día que pasaba veía que era muy complejo llegar a realizar el reto, era prácticamente imposible cumplir el objetivo que tenía marcado. Al final era remar en aguas muy frías lejos de la costa y cualquier problema, una rotura en la tabla, un pinchazo… hubiera sido dramática».
En el curriculum de Antonio tienen especial presencia los retos en el océano, pero él reconoce que, «a mí me aporta lo mismo la montaña y el mar. Sé que mis gestas más reconocidas han sido en el océano pero, ambos medios me apasionan. Los retos en el océano al ser menos conocidos tienen más repercusión. En la montaña personas que haya hecho los 8 mil hay más, pero a mí me apasionan ambos».
Para llevar a cabo estas aventuras parece que uno tiene que ser un súper héroe, sin embargo, nada más lejos de la realidad. El propio Antonio nos confiesa que lo más importantes es estar sano y tener ilusión.
«Si tu energía interior y tu fortaleza están al 100 x 100 tienes muchas posibilidades de conseguir lo que quieras. Yo no hago una preparación especifica, lógicamente si quieres cruzar el Pacífico a paddle surf no haces solo 2 horas diarias de remo, pero fuera de eso no hay nada especial. Además, tengo la surte de tener un buen estómago y poder comer piedras… jajajaja. Eso también me ayuda para estas largas travesías».
Esto retos, que pueden llevar un año o dos planificar y organizar nos son baladí a la hora de financiar. Por eso, de la Rosa señala que, «la financiación es un arduo trabajo, hay que llamar a muchas puertas y, al final al que más le toca trabajar es a mí, ya que el principal patrocinador soy yo mismo…jejeje!».
Ahora mismo, el proyecto en el que está trabajando, y que le llevará a la Antártida, lleva años preparándolo y analizándolo… y, aun así, todavía le queda un año para ir. «Cuando dependes de las condiciones meteorológicas necesitas tiempo para estudiarlas y calcularlas para saber la fecha en la que quieres realizar tu expedición».
La última cuestión que abordamos con Antonio es el tema de cómo escoges sus retos y el nos apunta que, «la inspiración no te sabría decir, a lo mejor leo una noticia o veo algo en el globo terráqueo y pienso, ¿esto se podrá hacer? Entonces es cuando veo la posibilidad y pienso, ¿será posible o no? Y, finalmente; analizas los riesgos, las posibilidades y compruebas que está en tu mano, a partir de aquí ya hago lo posible por intentarlo… ¡esa es mi inspiración!».
No sabremos con este artículo si un aventurero nace o se hace, lo que sabemos es cuando uno lo es.