Cristina Iglesias «el empuje más importante que hace falta en Galicia es que la cantera que empiece a destacar reciba algún tipo de beca o ayuda económica»
La igualdad en el deporte es algo que ya no es novedad, empieza a convertir en realidad. Pese a ello, todavía hay un largo camino que recorrer para que ni sea novedad ni realidad, que sea simple normalidad. Un camino que surfistas como Cristina Iglesias no solo quieren que se vea dentro del agua sino también en los paneles de jueces de la competición.
La gallega, que se acaba de proclamar campeona de la Copa Galicia y acaba de finalizar el curso para la capacitación de juezas de la ISA, charló con nosotros acerca de cual es el camino a recorrer en una comunidad tan vinculada al surf como la gallega y cuál sería su sueño juzgando un deporte como el surfing.
- Este año no hubo mucha competición, ¿cómo siente ganar una de las pocas pruebas que se disputaron y, además, en casa?
Creo que no hay mejor sensación que la de ganar en casa, estaba rodeada de toda mi familia y de mis amigos. Fue un diazo, sol y olas buenísimas durante todo el día ¡¡Es un lujo poder surfear en el pico de Patos con solo 3 personas más en el agua!!
Fotógrafo Carlos Lorenzo / Foto portada Coté Rodríguez
- ¿Cómo está actualmente el surf femenino en Galicia?
Pues la verdad que cada vez se ven más chicas en el agua. A nivel de iniciación, el número de mujeres u hombre que están en el agua aprendiendo a ponerse de pie, está muy igualado. Pero sí hablamos de chicas que lleguen a surfear con cierta destreza y que se metan con regularidad con el paso del tiempo, seguimos siendo pocas, aunque cada vez seamos más.
Además, aquí en el sur de Galicia, que es donde vivo, observo una tendencia común; muchas chicas, durante su etapa júnior están muy motivadas, pero parece que en cuanto cumplen los 18 años abandonan el surf, no solo a nivel competitivo, sino también a nivel de free surfing. Hay algunas júnior que despuntan por encima del resto, como Martina Álvarez o Lucía Martínez, que quedó segunda en esta última prueba de la Copa Galicia y es aún una sub 12.
- Así como en chicos Galicia tiene gente en la selección, ¿cuál es el empuje que falta en chicas?
En chicos tenemos a Gony Zubizarreta, vigués que desde hace muchos años vive en Ericeira, Portugal. Ese «empuje» no se puede encasillar a un solo factor si no que está compuesto por varios, pero el empuje más importante que hace falta en Galicia, es que la cantera que empiece a destacar reciba algún tipo de beca o ayuda económica que les permita costear los desplazamientos a las competiciones, el material técnico, así como los entrenamientos con profesionales del sector.
Por ejemplo, la otra cantera que destaca es la de País Vasco, donde también hace frío y suele acompañar la lluvia. Pero a diferencia de Galicia, en Euskadi hay desde hace décadas una cultura del surf brutal, muy arraigada en la sociedad a través de diferentes generaciones. Desde mi punto de vista siempre han ido por delante. Existe mucho respeto y apoyo, tanto a nivel de tiendas o marcas locales, como federativo e institucional. Tienen a varias surfistas entrenando en el centro de alto rendimiento, un circuito vasco potentísimo en infraestructura, además de disponer de becas deportivas.
- Además de surfista eres jueza, ¿cómo y de donde te viene?
Tengo 23 años y llevo desde los 12 compitiendo, una parte fundamental de la competición es conocer bien el reglamento y comprender qué es lo que los jueces quieren ver. Empecé como speaker en algunos campeonatos del circuito gallego, ahí solemos tener refresh en la pantalla y van apareciendo las notas que meten los jueces de cada ola, la media total y lo que necesita cada competidor. Yo veía las olas de los competidores, pensaba mi nota y luego la iba comparando con las notas que iban metiendo los jueces en el sistema para ver si coincidía con lo que tenía yo en mente. Comencé a ver qué era algo que me gustaba y que se me daba bien; en diciembre de 2017 sacaron un curso de jueces en Ferrol y no dudé en apuntarme.
- No es habitual ver a muchas chicas, ¿por qué?
Porque a partir de los 18 años las personas debemos tomar decisiones, a partir de esa edad adquirimos más responsabilidades: continuar los estudios, empezar a trabajar… Y en muchos casos el surf pasa a un segundo plano llegando incluso a desaparecer por completo. Ser jueza es un trabajo que tiene que gustarte; requiere tiempo y desplazamientos. La retribución económica no es muy elevada y no es un trabajo estable, hay meses que a lo mejor se realizan dos campeonatos y luego pasan tres meses sin realizarse ninguno. Por otra parte, es una gran responsabilidad. Si eres juez y además has estado del otro lado, como competidor en alguna ocasión, lo más probable es que hayas vivido en primera persona lo decisivo que puede llegar a ser un 0,1 hacia arriba o abajo en el score de una ola.
- Hace poco hiciste el de la ISA, ¿qué objetivos te marcas como jueza?
A corto plazo; mi objetivo es aprovechar cada oportunidad que aparezca para ir de jueza, seguir ganando experiencia y que así poco a poco empiecen a contar conmigo en campeonatos de mayor nivel. Ha sido un gran detalle por parte de la ISA organizar el Women´s Judging Program a nivel mundial. Me hace feliz ver que se intenta equiparar el número de hombres y mujeres en los paneles de juzgamiento. Y, siendo ambiciosa y pensando a largo plazo me gustaría algún día juzgar en competiciones internacionales e incluso poder optar a juzgar unos Juegos Olímpicos.
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